Todas las personas con las que nos relacionamos a diario han sido criados en sociedad; uno de los grandes hallazgos para la ciencia, pues ha permitido investigar mejor qué es innato en los seres humanos y qué es adquirido mediante la interacción con otros seres humanos y con el ambiente, es el caso de los niños salvajes. Los más conocidos son el caso de Genie y el de Víctor.
Genie fue descubierta en unos suburbios de Los Ángeles. Pasó su vida atada a una silla y alejada del contacto humano más allá de sus padres. No hablaba, apenas podía caminar o mantener el equilibrio, no sabía controlar sus esfínteres ni masticar. Su edad mental era la de un niño de dieciocho meses. Llegó a aprender palabras, sustantivos, pero no llegó a saber formar frases con sentido gramatical, ya que su cerebro se habñia saltado una fase crítica de su desarrollo.
Víctor, por otro lado, fue un caso del año 1800. Fue encontrado en los bosques en la provincia de Aveyron. Había crecido sin comunicación humana hasta los 12 años de edad. Fue llevado a un centro para sordomudos. Allí logró aprender a comunicarse, pero no a hablar. Además, su única preocupación siempre fueron sus propias necesidades.
El cerebro en la infancia tiene un gran sistema de conexiones neuronales que deben estructurarse; el cerebro toma la decisión crítica durante el periodo de la infancia de eliminar aquellas conexiones que no su utilizan. Como no se estimulen conexiones de ciertas áreas (como la del lenguaje), no será posible la adquisición plena del conocimiento relativo a las mismas.
Se trata de dos casos que han permitido averiguar grandes cosas sobre la diferencia entre lo propio de los seres humanos y lo que adquirimos con la experiencia y el contacto con la sociedad y el medio. Son situaciones que no podrían haberse reproducido desde un punto de vista ético; resulta interesante ver cómo de situaciones tan extremas y graves como estos dos casos, especialmente el primero, puede sacarse algo beneficioso que hace avanzar a la sociedad mediante la investigación científica.
¿Por qué estos casos presentan diferencias?
Empecemos hablando de las similitudes. Ambos fueron privados de contacto humano durante años críticos (los padres de Genie no se comunicaban con ella apenas), y esto incidió en su capacidad par adquirir el lenguaje más tarde.
No obstante, mientras que Genie no tenía la capacidad de recibir estímulos por su cuenta al estar atada a una silla, Víctor tuvo la oportunidad de recibir estímulos y, quién sabe, tal vez incluso de comunicarse con animales, de manera que esa parte de su cerebro encargada del lenguaje se desarrollaría en una mayor medida, obteniendo mayores progresos que Genie.
¿Por qué Víctor aun así no aprendió a hablar? Tal vez los métodos utilizados para conseguir que adquiriera el habla y aprendiera la gramática de la lengua no fueran las más adecuadas (estamos hablando del año 800), o tal vez, pese a haber tenido más capacidad para comunicarse, sus años de aislamiento de la sociedad supusieron un punto a partir del cual no era posible un mayor progreso. Lo que sabemos ahora a ciencia cierta, gracias a ellos, es que para la plena adquisición del lenguaje es necesario el contacto con otros seres humanos en sociedad.
Estos dos casos nos enseñaron lo siguiente: hay periodos sensibles en el desarrollo en los cuales es peligroso que ese desarrollo no se potencie, puesto que las neuronas del cerebro en la infnacia van generando ramas en los axones que las conectan con otras neuronas temporalmente; las descargas de actividad eléctrica fortalecen las conexiones que se refuerzan mediante la acitivdad y las que no, se atrofian y acaban rompiendo esa conexión. En el caso de los niños salvajes, al no haber fortalecido el desarrollo del lenguaje, muchas de esas conexiones se perdieron, imposibilitando una adquisición plena de los conocimientos relativos a lenguaje y habla.
Estos dos casos nos enseñaron lo siguiente: hay periodos sensibles en el desarrollo en los cuales es peligroso que ese desarrollo no se potencie, puesto que las neuronas del cerebro en la infnacia van generando ramas en los axones que las conectan con otras neuronas temporalmente; las descargas de actividad eléctrica fortalecen las conexiones que se refuerzan mediante la acitivdad y las que no, se atrofian y acaban rompiendo esa conexión. En el caso de los niños salvajes, al no haber fortalecido el desarrollo del lenguaje, muchas de esas conexiones se perdieron, imposibilitando una adquisición plena de los conocimientos relativos a lenguaje y habla.
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